EMBRIÓN UNICELULAR |
Algunos
me preguntan: ¿Cómo puede creer que algo tan pequeño, que ni siquiera
tiene aspecto externo de humano --como lo es el embrión--, deba ser tratado con la dignidad humana y que se le deba respetar su derecho a la vida?
El
personaje de Saint Exupery manifiesta en “El Principito” que: "Lo esencial
es invisible a los ojos".
Hablaba
por supuesto de aquello que a veces es oscuro a la razón. Muchas veces lo real
no es sólo aquello que perciben nuestros sentidos. Hay cosas que nuestros
sentidos no pueden percibir.
La
biotecnología con sus microscopios electrónicos y sus telescopios ultra modernos
nos ofrecen en la actualidad, información verdadera que jamás hubiéramos podido
captar solo con nuestros ojos.
Así
los descubrimientos científicos demuestran rotundamente que el ser humano
concebido es el mismo, que luego --con el paso del tiempo-- veremos con forma
de feto, de bebé, de niño, de joven, de adulto y de anciano.
Todo embarazo comienza en la concepción, con la unión del espermatozoide del
hombre y el óvulo de la mujer, que una vez que se fusionan forman un embrión
unicelular. (Carlson, 2004)
Este embrión contiene la copia original del código genético completo de un
nuevo individuo, que es distinto de su madre y de su padre. Se determinan durante la concepción (también llamada fertilización ó fecundación) el sexo, el color de ojos y otras características. (Carlson, 2009; Gasser, 1975; Guyton and Hall,
2000)
Los
acontecimientos de desarrollo más importantes de nuestras vidas ocurren mucho
antes del nacimiento.
Es durante
las primeras ocho semanas posteriores a la concepción, cuando crecen y
comienzan a funcionar la mayoría de las partes del cuerpo, así como nuestros sistemas
corporales. (Moore and Persaud, 2003)
Con
apenas cuatro semanas de haber sido concebido, se despliegan las partes
principales del cuerpo como lo son: la cabeza, el pecho, el abdomen y la
pelvis, los brazos y las piernas. (Carlson, 2009. 123; O'Rahilly and Müller,
1987)
Con
apenas ocho semanas de concebido la apariencia en general de desarrollo del ser
humano, así como varias de sus estructuras internas, se asemejan a las del
recién nacido, excepto por la pequeñez de su tamaño. (O'Rahilly and Gardner, 1975;
O'Rahilly and Müller, 1999)
Así,
en la vida dentro del vientre materno, primero somos un embrión no anidado, luego
nos anidamos en el útero materno, con lo que se desarrollan todos nuestros
órganos y posteriormente estos órganos lo único que hacen es madurar.
Luego al nacer, se continúa con el mismo proceso de crecimiento y maduración,
la única diferencia es que ese proceso es fuera del útero materno.
Como todo ser viviente tenemos un pasado, una historia. Indiscutiblemente la ciencia
ha demostrado que la biografía de cada uno de nosotros se inició cuando el
óvulo de nuestra madre se unió al espermatozoide de nuestro padre.
Si
no se hubiera respetado nuestro derecho a la vida cuando fuimos embriones, hoy
no estaríamos aquí.
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