lunes, 26 de septiembre de 2011

EL MAL LLAMADO ABORTO "TERAPEUTICO"

Confieso que una entrevista a Pamela Cook, una concursante del popular “reality show” X-Factor de Australia, donde ella relata que fue diagnosticada con cáncer de mama el año pasado y los médicos la presionaron para que se practicara un aborto, es lo que me ha movido a escribir sobre el mal llamado aborto “terapéutico”

Todo aborto provocado, también el mal denominado "terapéutico", es moralmente reprochable, porque supone la muerte de un ser vivo, inocente y totalmente indefenso.

Si tenemos en consideración que el fin buscado en un aborto provocado es la muerte de un ser humano, podemos concluir que el aborto es siempre un homicidio.

A veces las personas entienden menos la razón por la cual es moralmente reprochable el mal llamado aborto "terapéutico"; lo justifican alegando que lo que se desea es salvar la vida de la madre.

El fin bueno (supuestamente salvar la vida de la madre) no justifica el acto malo (la muerte provocada del hijo que aun no ha nacido).

Cuando nos encontramos en presencia de una mujer embarazada, que además sufre de alguna enfermedad, podemos tener tres diferentes escenarios o casos:

El primero de ellos es: que la madre esté enferma y que el tratamiento para su enfermedad no le afecte al niño que tiene en su vientre.

En este caso, no hay conflicto de intereses, puesto que el médico debe recordar que tiene el deber de procurar la vida para ambos -madre e hijo-, en consecuencia debe dar tratamiento a la madre y una asistencia prenatal correcta para el buen desarrollo del niño que se encuentra en el vientre.-

El segundo escenario se da, en los casos de un embarazo ectópico tubárico, mola hidatidiforme y coriocarcinoma. En estos casos, lo que se busca es salvar a la madre y extraer los tejidos placentarios que están imposibilitados de cumplir su función de protección y alimentación del bebé.

El procedimiento técnicamente no es un aborto, sino una intervención terapéutica sobre la madre, donde el bebé o está muerto, o no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir.

En consecuencia es un procedimiento médico para salvar la vida de la madre, técnicamente no es un aborto directo procurado, que es el único moralmente reprochable.

El tercero escenario, son los casos de mujeres con enfermedades crónicas sistémicas avanzadas. Conviene indicar que estas mujeres son generalmente infértiles dado su estado de deterioro endocrino, psicológico y ginecológico.

Ahora bien, aquellas que pudiesen embarazarse en este estado, suelen abortar en forma espontánea por las mismas razones en los primeros meses de gestación.

Sin embargo, aquellas madres con enfermedades que requieran tratamiento médico pueden ser tratadas, hospitalizadas y, de ser necesario controladas, en unidades de cuidados intensivos, quimioterapia, etc.

En estos casos éticamente es aplicable el principio de doble efecto, es decir, se puede utilizar el tratamiento adecuado para la madre, y si a consecuencia de este el niño sufre o muere, no hay problema legal ni moral porque se trataría de una pérdida involuntaria durante un tratamiento indispensable y puntual para procurar la salud de la madre, y no de un aborto propiamente.

En conclusión, en la práctica médica actual no existe ningún presupuesto donde la vida humana concebida deba ser intencionalmente destruida por medio del aborto, so pretexto de proteger la vida de la madre.

Un buen médico, y todos deberían serlo, hará siempre todo lo posible para salvar la vida de ambos pacientes: madre e hijo.

Por todo lo expuesto, es evidente que el artículo 121 del Código Penal de Costa Rica, que establece que no es punible el aborto si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida, es una norma obsoleta, que debería ser derogada.

En este sentido en el año 2006, Nicaragua abolió la norma que permitía practicar un aborto para salvar la vida de la madre. Puede leer sobre este tema AQUI

El actual Presidente de Chile Sebastián Piñera, ha declarado su intención de vetar cualquier legislación que eventualmente permita el “aborto terapéutico”. Puede leer sobre este tema AQUI

Ahora bien, históricamente muchas mujeres embarazadas, que necesitan un tratamiento médico, que puede afectar el desarrollo del niño o poner en peligro su vida, se niegan a recibir el tratamiento. Se aplica aquí el principio de autodeterminación: es decir la mujer tiene derecho a negarse a recibir el tratamiento: ya sea para salvar la vida de su hijo ó para no afectarle en su desarrollo.

Un ejemplo de ello podría ser:

Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962), una valiente mujer que estudió medicina y se especializó en pediatría, profesión que compaginó con sus obligaciones como madre de familia. Cuando se dio cuenta del crecimiento de un gran fibroma, durante la gestación de su último embarazo,su primera reacción, razonada, fue pedir que se salvara el niño que tenía en su vientre. Puede leer sobre su historia AQUI

Pero Santa Gianna no es la única, también fué muy valiente Carolina Aigle, quien en vida fue la primera mujer piloto de caza de la Armada Francesa y se preparaba para ser una futura astronauta. Murió el 21 de agosto del 2007 víctima de un cáncer fulminante. Puede leer sobre su historia AQUI

Jennifer Ann Carlisle, una joven mujer de 31 años de edad, quien rechazó abortar al bebé del que estaba embarazada, cuando sus médicos le diagnosticaron cáncer a los ovarios y para quienes el aborto le habría permitido vivir un poco más tiempo. Puede leer sobre su historia AQUI

María Cecilia Perrín de Buide, otra valiente mujer, argentina de nacimiento, quien rechazó recibir el tratamiento que requería y practicarse un aborto para poder así salvar la vida de su hija Agustina. Puede leer más sobre su historia AQUI

Verónica Celis, una madre mexicana, quien sufría de cáncer, a quien le habían diagnosticado cáncer de mama, se sometió a un tratamiento y la enfermedad pareció replegarse. Posteriormente se confirmó que Verónica tenía cáncer nuevamente y además que estaba embarazada de una niña, lo cual siempre había querido, ya que era madre de tres varones. Ella rechazó el tratamiento para el cáncer debido a su embarazo, cayó en coma, luego le declararon muerte cerebral y la mantuvieron conectada a los equipos médicos, para que la hija en su vientre pudiera desarrollarse. Puede leer mas sobre su historia AQUI

Por último, quisiera explicar un poco el caso de Pamela Cook, la causante de éstas reflexiones, ella es una concursante del popular “reality show” X-Factor de Australia, quien reveló en una de sus audiencias, que cuando ella fue diagnosticada con cáncer de mama el año pasado, los médicos la presionaron para que se practicara un aborto. "Me he dado cuenta de que la vida es súper corta," dijo Pamela Cook, de 30 años de edad, de Australia del Sur, quien antes trabajaba como  maestra de escuela pero que en la actualidad se queda en casa a cuidar de su hijo.

Ella explicó al panel de jueces que había sido diagnosticada con la enfermedad el año pasado y requería tratamiento de inmediato. "Yo tenía 16 semanas de embarazo cuando esto sucedió… Los médicos me animaron a terminar con el embarazo, pero esto no era una opción para mí.”

"Dijeron que sería mucho más fácil el tratamiento si no estuviera embarazada, pero mi pareja y yo habíamos perdido un bebé el año anterior, por lo que el aborto para mí estaba fuera de toda posibilidad"

En una entrevista con el Sunday Mail, Pamela Cook dijo que los médicos continuaron presionando por el aborto, aún después de que ella se negó rotundamente, y le decían: "no tiene sentido ser madre, si estás muerta."

A Pamela se le provocó el parto en forma anticipada, por lo que su hijo Zion, nació 9 semanas antes, e inmediatamente después la sometieron a quimioterapia.

Como se puede apreciar en el vídeo hoy en día, Pamela tiene un hermoso bebe y por el momento le va ganando la batalla al cáncer de mama.



En lo personal, quisiera pensar, que en la eventualidad de que me hubiera tocado vivir esa experiencia, --estar enferma y al mismo tiempo embarazada--, al igual que las mueres valientes antes indicadas, yo hubiera hecho todo lo posible, para no afectar el derecho a la vida, ni la integridad física y ni el normal desarrollo de mi hijo.

Esto lo que normalmente hacemos las madres: darle lo mejor que podamos a nuestros hijos, aun a costa de nuestro sacrificio personal.

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